...En el otoño fugaz se esconde la divinidad del pensamiento por que solo en el otoño las hojas caen con cierta flaqueza como si las estuvieran espiando, tan cohibas que algunas al caer se hacen trizas por pena o tal vez tan convencidas de que su tiempo ha expirado y se dejan ir con sabiduria y gozo de que otras vendran y dejan el espacio, que ellas alguna vez ocuparon pero no... no... jamas dejan su espacio con remordimiento o rencor de que su vida ha terminado; al contrario es un vuelo autentico que una hoja verde no disfruta, la hoja amarillenta, entre torcida, quebrantada, seca renuncia a su puesto con toda la satisfaccion de la que se puede esperar, ogullosa de si misma de haber terminado su ciclo, de haber hecho todo lo que su existencia le exigia, y asi se fue el otoño fugaz, aun entre las calles y las jardineras se escucha el ultimo aliento de la hoja seca, sonando lentamente quebrajandose, tronando, dando su ultimo grito de vida y al mismo tiempo de libertad, la hoja seca volando vivio y volando se va por que ese trozo de vida se va expandiendo entre el viento y el ruido del asfalto, entre risas de niños jugando y entre el arbol que le dio parte de su vida, se despide haciendose polvo y desvaneciendose en el aire perteneciendo de nueva cuenta a la madre tierra que todo lo da y todo lo quita; pero su alma seguira intacta renaciendo en oro y belleza saltando entre nido y braza, cambiando su eternidad hasta la cima de la ingenuidad, y el otoño fugaz se ha ido cuantos mas vendran hasta el amanecer, cuantos mas se quedaran entre hojas secas, llantos y risas, cuantos mas fugaces y eternos... Cuantas hojas secas mas desgarraran su garganta... gritando libertad...